CARTA DE UNA EGRESADA

Hola, estudiante de Cantuta.

Durante cinco años, estudié contigo. Compartimos salones, “comedor” y dobleteábamos porque no nos llenábamos con las dietas que nos daban. Nos sentamos juntos en el campus. Juergiamos juntos en el “Hulas” y sufrimos juntos en temporada de matrículas.

Sí, ni tú ni yo nos hemos titulado, es más, tal vez aún no hayas sacado aún tu bachiller, yo tampoco. Como sabes, Cantuta no es San Marcos. Nuestra universidad ahora no tiene un “renombre”, más que la frase, “ah ya, ahí todos son terrucos, ¿no?”. Muchas veces nos cierran la puerta en la cara, las becas, como la babel se sortea entre quienes tienen cercanía a la autoridad, y todo lo conseguimos con esfuerzo, con experiencia o con ayuda de alguna red de egresados cantuteños que ya pasó por lo mismo que tú.

Nuestras facultades no tienen infraestructura bonita. Tenemos una casona antigua que parece la casa de Wilfredo Medina, (manejando a su gusto el examen de admisión), y 4 locales más, esparcidos por todo Lima. En el local central, la facultad de sociales no tiene puerta, y fue una antigua residencia de mujeres, algunas aulas fueron baños y por la humedad es propenso al dengue, está casi desahuciados por Defensa Civil, pero los seguimos usando. Nunca hay agua en los servicios higiénicos de la UNE, ya que los trabajadores los cierran a las 4 p.m. En biblioteca los fluorescentes están quemados y dificultan la lectura de los libros por las noches, hay doscientos libros que faltan reparar, cien libros con clasificación falsa, libros apolillados, el fichero está desactualizado, solo hay 3 computadoras para buscar libros, y muchos profesores faltan a clases porque saben que los alumnos se alegrarán en vez de quejarse. En el campus no hay iluminación por las noches, y muchos hemos sufrido accidentes, y los burros modernos solo los utilizan los docentes.

¿Pero sabes qué es lo que en verdad arruina la universidad? ¿Quieres saber quién es el culpable de todo lo que te acabo de decir? ¿Lo peor de todo? Tú.

Tú, alumno pasivo, que ves que todo esto pasa, pero te quejas de los estudiantes que se movilizan. Tú, universitario de carpeta, que acusas a quienes intentan formar parte de los centros de estudiantes y federados, con frases como “seguro quieren hacer activismo político”. Tú, que cuando ingresan a tu aula a dar informes sobre la situación de la universidad, te volteas, conversas con tus amigos. Tú, que cuando las autoridades abusan de ti, gastándose el presupuesto en quién sabe qué, y un grupo de alumnos toma algún local, te quejas, diciendo que tú “vienes a estudiar, no a hacer política”, y lloras cuando no te dejan salir.

Ayer (el martes de esta semana) te vi interesadísimo en el tema de Cotillo y San Marcos, pero tú no eres sanmarquino, ni tu rector es Cotillo. Hoy, tu universidad sigue tomada por una autoridad impuesta ilegalmente, y que la mayoría han cesado. Desde hoy, tu universidad no vale nada. Desde hoy ya no puedes avanzar tus trámites de titulación. Si hoy el rector te firma una resolución, esa resolución no vale nada. Pero vamos, sigue estudiando, sigue en tu carpeta, quejándote de los que hacen actividad política. Así, y solo así, vas a solucionar el problema.